Érase una vez que se era un par de barrenderos que debían limpiar un parque que había estado cerrado al público durante más de un siglo y que volvía a abrir sus puertas para la gran reinauguración.
Érase una vez que se era un par de barrenderos que debían limpiar un parque que había estado cerrado al público durante más de un siglo y que volvía a abrir sus puertas para la gran reinauguración.
No hay secretos aquí. Presente, pasado y futuro se funden en uno solo dentro de la bola de cristal para desvelarnos sus misterios.
Nos dejamos arrastrar en esta rueda sin protestar, sin desviarnos de lo previamente establecido, de la cordura, de lo moralmente bien visto… Y no lo cuestionamos. No nos da tiempo.
En clave de humor y de celebración, dos acróbatas se embarcan en un viaje de transformación personal. Poco a poco, estos cambios se traducen en una alteración del espacio escénico que da lugar a su reconstrucción individual.
Una bailarina y un músico sueñan con un espectáculo que les lleve al estrellato. ¿Qué podría salir mal? Que de tanto soñar, se queden dormidos y empiece el sueño de verdad. Ni sueño, ni realidad.
Una historia sobre los recuerdos y la toma de decisiones que determinará nuestro propio futuro.
Cinco mujeres comparten su paso por un periodo histórico que va desde la II República a la Guerra Civil y la posguerra mediante escenas inspiradas en acontecimientos históricos, pero conectando esta época con la actualidad.
Y llegó la fiesta. Ha pasado tiempo, pero están de nuevo juntos, celebrando. Dejando atrás los miedos y las limitaciones, desplegando cada cual sus encantos, que son muchos, auténticas proezas.
La Fita, un espectáculo para divertir y entretener al público. Porque después de la “Tormenta” que hemos vivido (¡que estamos viviendo!) el público pueda poner sus “mochilas mojadas” por el suelo y se aligeren por un rato de su peso.
Cuatro mujeres y un espacio vacío. Vacío, pero minado de obstáculos y fronteras invisibles, de odios irracionales, de prejuicios. Ellas tuvieron que dejar su tierra de origen y, ahora, el país de llegada las rechaza.